Una vez más, y todas las disponibles, mientras recorremos las paredes y caballetes de nuestra Galería, aparecen obras que nos recuerdan nombres, corrientes, escuelas, estilos y tendencias que habitamos.
Hoy, el alemán Penck (Ralf Winkler), nacido en la mítica y martirizada ciudad de Dresde, es nuestro elegido.lo temo entre nosotros y el hablemos un poco.
¿Quien es? ¿Qué representa? ¿Adónde nos lleva?
Apertura digamos que Penck es unhombre de los siete oficios: pinta, esculpe, dibuja, estampa, graba, organiza espectáculos en los que combina la música y la expresión plástica y es un baterista de jazz de gran destreza.
Nació, como hemos visto, en Dresde, capital de la antigua y próspera Sajonia. Ciudad de tradiciones artísticas, entre otras, de denso pasado cultural, escenario de movimientos estéticos multiformes, y… teatro de guerra (90% arrasado por la RAF y la USAF en febrero de 1945), de luchas políticas, objeto de la Alemania tras su “ liberación” por parte del Ejército Soviético y víctima del saqueo que sólo terminó con la disolución de la colonia de la URSS llamada eufemísticamente “República Democrática Alemana”.
Penck, como estudiante de bellas artes, se incorporó al grupo de los pintores “neoexpresionistas”, incorporándose posteriormente a los “neofiguracionistas”, entre los que destacan Markus Lupertz (n. 1941), Jorg Immendorff (1945-2007) y Georg Baselitz ( n. 1938).
Viviendo en el ambiente represivo, sello distintivo del régimen comunista entonces vigente en su tierra natal, Penck, al igual que sus colegas, fue objeto de una constante “vigilancia democrática” (léase persecución política) por parte del STASI (Ministerium für Staatssicherheit). Sobre él colgaba la etiqueta dedisidente… Cierto: ¡era un disidente! Circunstancia por la cual en la República Federal de Alemania, a pesar de todas las trabas de la “RDA” totalitaria, sus obras se dieron a conocer y de esta forma fueron reconocidas en Europa Occidental como uno de los más destacados exponentes de la libertad de expresión reprimida en Oriente.
En Berlín (Oeste), a finales de la década de 1970 y durante la década siguiente, sus obras fueron expuestas tras indecibles y astutas formas de sacarlas de Dresde. Destaca la exposición “ZEITGEIST” (Espíritu del tiempo) celebrada en el “Museo Martin Gropius Bau”, reconstruido en 1978, reinaugurado en 1981, curiosamente ubicado en el barrio de Mitte, a escasos metros de la frontera occidental del Berlín dividido. A esta exposición le siguió la “Art Show” organizada en 1983 por la “Tate Britain” en Londres y posteriormente en Nueva York.
Penck logró pasar la “cortina de hierro” (así llamada por Sir Winston Churchill) y hacerse mundialmente famoso.
En el centro de este reconocimiento está el uso de una pictografía que los críticos han señalado que contiene una “visión neoprimitivista y totémica de la forma humana”. De hecho, el mismo énfasis se atribuyó, y se atribuye, a su obra escultórica (poco publicitada) y pictórica, calificada de patentar una “estética antiarte”, dado el “uso y montaje rudo” realizado con diferentes materiales como la madera, latas, cajas de cartón y alambres, entendida como una búsqueda de una “antropomorfía de los simbolismos”.
Algunos analistas sostienen que Penck estuvo muy influido por Paul Klee (1878-1940) y Jackson Pollock (1912-1956). Desconocemos, sin embargo, la opinión de Penck sobre quienes opinan sobre su obra.
Además de ser, como decíamos, “un hombre de siete oficios”, Penck es también una especie de nómada ya que vive y trabaja tanto en Berlín como en Dublín, Dusseldorf o Nueva York.
Finalmente, y “de paso”, Penk, músico de jazz, se vincula a “Triple Trip Touch” (TTT), grupo de “free jazz” del que fue uno de los fundadores. Tocó con grandes nombres de la escena jazzística europea y americana y promueve encuentros de músicos y artistas visuales en su casa de campo en Heimbach.