¿Cómo empezó tu carrera como artista?
No hay un momento específico que inició mi carrera, sino un conjunto de momentos. Creo que lo que más le animó -que yo asocio con crear algo- fue el hecho de ver la pasión de mi padre por crear objetos de hierro sin ningún tipo de pretensión artística. Todos los días lo veía trabajar con hierro, todos los días lo veía crear algo, ya fuera un arbolito, insectos, muñecos y hasta más bicicletas hechas a mano. En ese momento solo observé atentamente ese proceso de creación, pero ahora, mirando hacia atrás más conscientemente, creo que lo que para él era un hobby, disparó en mí un ímpetu creativo. Junto a eso, seguí un curso normal, siempre tuve una inclinación escolar hacia las artes y en el décimo año decidí optar por el camino más obvio e ingresar a las Artes Visuales. Durante esos años tuve la suerte de contar con el profesor Álvaro Espadanal que me abrió horizontes y me animó a ir a Bellas Artes en la Universidad de Lisboa y, en mi opinión, ese fue el cambio: de la escuela secundaria a la universidad y de Castelo Branco a Lisboa. - eso me hizo madurar personal y artísticamente. Empecé a tener contacto con otra realidad e insertarme más en el universo artístico, y a pesar de las dificultades iniciales y de incorporarme a la Licenciatura en Pintura, desde muy temprana edad comencé a manifestar en mi proyecto artístico una inclinación por lo tridimensional. No puedo decir que fue un proceso de descubrimiento, creo que fue más un proceso de redescubrimiento, porque la esencia ya estaba presente desde mi niñez, a través de lo que observé de mi padre a lo largo de los años.
¿Cómo describirías tu enfoque artístico?
Describo mi enfoque artístico como un reflejo de quién soy, en qué creo y qué me gobierna. Hay una constante búsqueda de la perfección y un interés por hacer que cada obra supere a la anterior. En este mismo planteamiento -y según un carácter formal-, se produce una geometrización y simplificación estructural -principalmente a través de la ortogonalidad- donde se pretende reducir todo a su esencia, a lo puro, manteniendo entre tanto una relación directa con el cuerpo y con lo humano. Resulta ser una extensión de lo que soy, resulta ser una forma de situarme y confrontarme, por eso muchas de las obras apelan a una dimensión poética, a una dimensión divina e incluso implican interrogantes en torno al tiempo. , muerte y resurrección. El tema del tiempo está muy presente a través del proceso de oxidación al que someto las obras, el óxido se apropia de la obra, así como el tiempo se apropia de nosotros.
¿Cómo funciona tu proceso creativo?
Mi proceso de creación es algo que no tiene un orden preestablecido, no es metódico, porque también creo que la rutina, el hábito, acaban por matar la creatividad y la innovación. Solo creo cuando siento la necesidad, cuando siento que tengo algo que aportar al mundo. No puedo crear por crear, por eso soy capaz de hacer tres o cuatro obras en un mes, o pasar un mes sin crear algo tangible en el estudio. Junto a esto, creo grandes bocetos mentales, siempre pienso en lo que está por venir, y como pienso demasiado, esto hace que surjan muchas ideas, pero no todas las ideas llegan a la luz del día, muchas de estas mismas ideas están en fase. de maduración hasta creerlas como verdaderas. Al fin y al cabo, eso es lo que busco, la verdad, mi verdad. Por eso no puedo describir mi proceso de forma lineal, porque este proceso no se limita a la fase de creación, sino que implica todo lo que comprende esta fase, y este proceso puede estar constituido por experiencias del día a día, por lo que yo absorber, consumir y ver. Todo es parte de un proceso continuo. A veces basta un vaso de whisky y música de fondo para desencadenar esta parte inventiva, otras veces una exposición o una conversación suelta, y aún otras veces este proceso tiene su inicio a través de la reinterpretación de formas con las que me encuentro en lo cotidiano. Sin embargo, antes de pasar a la creación de la obra, hay un gran escrutinio de las formas. Por eso, antes de ir al estudio, soy capaz de dibujar la misma obra una y otra vez, y eso sirve no solo para reducir la obra a su esencia -y perfilar todas sus potencialidades- sino también para memorizarla. Después de completar esta parte, el proceso de creación se divide en tres partes: (i) desgarrar, (ii) unir y (iii) purificar. El primer momento corresponde al momento en que corto los hierros en varios tamaños y en varios formatos. El segundo momento alude a la unificación de estos fragmentos, y es allí donde la escultura comienza a tomar su forma definitiva. Y finalmente, está el momento de la purificación, donde la obra es sometida a un proceso de oxidación.
¿Qué tratas de expresar en tus obras?
Me seduce la idea de que la obra hable por sí misma y en sí misma. Me seduce la idea de que la obra mira a los ojos del espectador y que en ese momento hay una suspensión temporal que reclama un intercambio de ideas e ideales. Como creadora me gusta que la obra sea mi humanidad y tenga libre albedrío, sin embargo, no puedo dejar de lado la preocupación que tengo por que la obra exprese un lenguaje visual que refleje mis convicciones y mi verdad. Me interesa tanto la forma como el contenido, y cuando pienso en mis obras no las pienso individualmente, las pienso como un cuerpo de trabajo, casi como si fueran una familia y tuvieran descendencia. Por lo tanto, es como si las obras estuvieran hechas a mi imagen y fueran una extensión espiritual de lo que soy. Me interesa la idea de la eternidad, por lo que no existe una preocupación de mi parte en utilizar el arte como un mecanismo para criticar o describir lo que sucede en el momento presente, me interesa reflexionar sobre lo que ya pasó, que es lo que me precede - y lo que está por venir, y ese futuro resulta ser una expectativa de cosas invisibles que designo como fe.
¿Cómo enfrentas los desafíos creativos en tu trabajo?
Mis mayores desafíos se relacionan con la dicotomía error-perfección. Como soy un perfeccionista nato, los errores, los fracasos, terminan siendo algo con lo que lucho a diario y que condicionan mi proceso de creación, es algo que resulta ser un proceso agotador. Estoy bastante insatisfecho y crítico conmigo mismo, ya pesar de saber que el material con el que trabajo tiene vida propia y un grado considerable de autonomía, no puedo aceptar que me domine y me subyugue a su voluntad. Por eso es una lucha constante, sufro mucho y rara vez disfruto del acto de creación. Como trabajo mucho con ángulos de 45 grados y con perpendicularidades, estoy obsesionado con este referente y aunque la mayoría de las veces no se ve a simple vista, cuando el ángulo es un poco mayor o menor de 45 no soy capaz de dar por terminada la obra hasta que se rectifique. La mayoría de la gente mira el trabajo y puede que ni siquiera lo note, pero yo lo noto, sé que el error está ahí, y eso es suficiente. Como último recurso, cuando eso sucede y cuando la solución parece un desafío técnico, le doy un tiempo al trabajo, lo dejo respirar y vuelvo más tarde, con un nuevo aliento.
¿Cuáles son los artistas que te inspiraron?
Miguel Ángel, Caravaggio, Donald Judd, Carl Andre, Richard Serra, Antony Gormley, Alberto Giacometti, Cabrita Reis, Rui Chafes.
¿Tienes un proyecto o trabajo reciente que te gustaría compartir?
Estoy trabajando en un nuevo cuerpo de esculturas centrales. Sentí la necesidad de abandonar temporalmente la pared como soporte expositivo y crear una nueva dinámica espacial donde el suelo se asume como el principal elemento interviniente/referente.
¿Eres un joven artista, tienes algún consejo que te gustaría compartir con los jóvenes que están dando sus primeros pasos en el mundo del arte?
Uno de los consejos que puedo dar es urgente. A mi modo de ver es importante que busquen una identidad basada en la verdad, en lo que son y en lo que creen. Lamentablemente veo muchos jóvenes que se esfuerzan por crear algo en base a las tendencias y en base al éxito pictórico que tienen los demás. Es muy importante que descubras quién eres individualmente y camines con tus propios pies, a tu manera, a tu propio ritmo. Y por supuesto, otro aspecto a tener en cuenta es no quedarse en el estudio esperando que surjan oportunidades. Si hay una falta de oportunidades, entonces quizás lo mejor que se puede hacer es crear esas oportunidades uno mismo, a través de una posición más asumida en el universo artístico, y por supuesto esto a veces es un proceso de remar contra la corriente.
Finalmente, ¿con qué artista sueñas trabajar algún día?
Rui Chafes. Tuve el placer de conocerlo y ayudarlo a montar una exposición en la Casa das Artes de Tavira -donde también exhibía- y sin duda eso para mí fue un hito en mi camino artístico. Si ya admiraba su trabajo, también comencé a admirar la persona que es y la forma en que vive lo que crea. Quizás esa oportunidad llegue algún día, ha estado más lejos. De momento puedo estar orgulloso de que uno de mis mayores referentes en el universo artístico -que es él- ya me haya comprado una obra escultórica.